lunes, 5 de agosto de 2019


El aprendizaje y la permanencia del aprendiz para vivir una nueva historia.

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La universidad nos brinda unas herramientas y unas teorías las cuales esperamos aplicar dentro de los contextos a intervenir, donde al establecer contacto real con el medio educativo de una institución nos damos cuenta que mucho de lo establecido dentro de estos marcos teóricos no se cumple en un campo de acción real, pero el practicante mediante la asesoría y apoyo institucional desarrolla sus habilidades de adaptación a las circunstancias que encuentra en su práctica es así como se logra y desarrollar el objetivo trazado, después de elaborado un buen  diagnóstico con la certeza de un trabajo bien hecho el cual ayudara a un mejor futuro no únicamente en los aprendices Sena, sino de igual manera a un mejor desempaño en nuestro futuro profesional.

Factor innovador
Es la primera vez que el programa de Psicología de la fundación universitaria de Popayán interviene dentro del centro de teleinformática y producción industrial Sena (CTPI), donde por medio de un diagnóstico implementado mediante el sistema de la plataforma virtual SOFIA.COM establece, un diagnóstico que no se había elaborado respecto a las necesidades frente al aprendizaje y permanecía del aprendiz. El cual aporta a la institución y principalmente al aprendiz a no abandonar sus sueños y proyecto de vida el cual contribuirá al progreso personal y aportará futuros técnicos, tecnólogos y profesionales a la región. 

Aporte disciplinar
El psicólogo educativo desarrolla un papel muy importante en sus áreas y escenarios de actuación, sus actividades y funciones básicas, así como el tipo de problemas que atiende, aunque, advierten los autores que “la tarea de definir su perfil es compleja pues está relacionada con los modos de pensar los conceptos de hombre, educación y sociedad; con la conexión del contexto, con las definiciones y prácticas asociadas a estos conceptos como con las posturas epistemológicas y las intenciones y propósitos a su vez asociados al análisis y la práctica educativa y a la conceptualización de la psicología educativa, así como con el modo en que pensamos la cuestión acerca de la relación entre ciencia y profesión en asociación con este campo disciplinar” (Covarrubias, 2009, p.176).

Lecciones aprendidas
Estar dentro de una realidad educativa, donde el día a día es diferente para cada aprendiz me lleva a pensar que nuestra carrera tiene un gran compromiso con todos aquellos que la necesitan no solo desde el campo educativo, clínico, organizacional, comunitario etc. si no desde la importancia que demos a cada proceso que iniciamos, con respeto y responsabilidad social.

Practicante: Tulio Albeiro Lasso Urbano
Área: Psicología Educativa
Asesora: Claudia Esperanza Gómez Peláez
Periodo: 2018 II – 2019 I



viernes, 2 de agosto de 2019



La práctica profesional: una experiencia visible a la realidad 

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Llegar a noveno semestre, era sinónimo de que sabía que debía empezar mi práctica profesional, no negaba el temor al imaginarme que debía salir del nicho de la universidad para acercarme a la realidad. La zozobra que genera aquella reunión porque sabes que te enteraras del nombre de la institución que te acogerá esos dos semestres que duran las prácticas, me hacía cuestionarme si realmente me sentía preparada para dejar las aulas en busca de una práctica real, en el que tus conocimientos, tus habilidades, pero sobre todo tu actitud serían los gestores de una buena práctica profesional. Para mi caso, la institución elegida en un momento de azar o del destino de la vida me ubicó en el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, una entidad del gobierno que busca proteger los derechos de los niños, niñas y adolescentes. Ya imaginaba la responsabilidad que requería la aplicación de la ética profesional, puesto que el primer protocolo que me hicieron firmar fue un compromiso de confidencialidad por los casos que ingresan al sistema de protección.

No niego que sentía miedo en las primeras semanas, en ese proceso de adoptarme al lugar y a sus dinámicas institucionales, pero gracias a las orientaciones de la psicóloga María C., mi jefa inmediata me ayudaron a romper miedos que solo estaban en mi mente. De ahí en adelante me sentía agradecida de estar en ese lugar, especialmente por las personas que conformaban  nuestro equipo interdisciplinar. Así inicio entonces, el camino al que hoy de la mano de mi asesora le estamos dando cierre. Pero como todo tiene un inicio, la identificación de la necesidad que requería ser mitigada con mi presencia en el ICBF, quienes atienden a diario diferentes problemáticas familiares tan aberrantes como se las puedan imaginar. Me hizo dirigir la mirada sobre los principales cuidadores de los niños y niñas, llamados padres, madres, tías, abuelas, hermanas o cualquier persona que bajo su responsabilidad tuviera un niño o una niña que ya registraban en el sistema y que el motivo de ingreso fuera por maltrato físico, psicológico o negligente, puesto que según cifras de la misma institución ese ese es el motivo de mayor atención de nuestros niños y niñas. Entonces, ¿Cuál fue mi diagnóstico?, que 10 familias con niños y niñas que ingresaron al sistema de protección no contaban con un acompañamiento asertivo que fomentara vínculos afectivos sanos en pro del desarrollo de su bienestar integral.

La marcha contra el tiempo que ya avanzaba, me hizo pensar en el proceso de intervención, con el objetivo de lograr transformar las formas de acompañamiento de cuidadores que favoreciera los vínculos afectivos y las pautas de crianza desde un enfoque humanista, reconocía que requería de romper imaginarios en ellos, puesto que los traían consigo desde generaciones pasadas, transmitidas por sus padres pero que a nuestras fechas ya no podían ser aplicadas, pero le aposté a que era la mejor forma de asegurar bienestar emocional para los niños y niñas. La búsqueda de las mejores herramientas y actividades que me permitieran cumplir con el objetivo planteado, me llevaron a concluir dos cosas, primero, que las dinámicas a partir de cátedras no funcionarían para lograr adherir a esos cuidadores con mi proyecto, pero si identifique que las actividades desarrolladas desde técnicas vivenciales, de relajación, de escritura, de proyección, y que tuvieran un fundamento constructivista, basados en un enfoque humanista, me permitiría un buen desarrollo de las actividades propuestas a partir de las propias experiencias de los cuidadores y la gestión de sus emociones como ejes central de las cuatro actividades planteadas.

Familia y Educación, en el que reconocían la importancia de capacitarse en la tarea de acompañar asertivamente la crianza de los hijos, al finalizar ese primer encuentro pensé en que podría haber logrado dos cosas, una, adherir a los participantes para que a la siguiente semana regresaran a encontrarse conmigo otras dos horas, o por el contario y la que más me asustaba,  que no quisieran regresar. Pero algo funcionó y asistieron a las siguientes tres actividades, Manejo de las Emociones, donde reconocían que las emociones que más prevalecían era la ira y el enojo cuando hacían contención de las conductas de sus hijos, por lo que las herramientas psicológicas brindadas les ayudaría para canalizar dichas emociones. El tercer encuentro, Reconstruyo el Rol de Cuidadores ubicándose en el lugar de sus hijos para después describirse, les permitió identificar sus falencias pero también sus fortalezas. Nuestro último encuentro, dirigido sobre la Escritura Terapéutica, me llevó a reflexionar sobre la importancia que tienen las emociones  en nuestras vidas, pues pueden jugar a favor o en contra de los vínculos parentales en este caso, pero las emociones que recorrían mi ser, al ver como ellos a través de sus cartas expresaban todo el amor que les brotaba por sus hijos y los cambios que generarían con el paso de mi proyecto, me llevó a pensar que la elección de mi trabajo de práctica sobre los cuidadores en un ejercicio de validar y valorar su labor, para darle lugar a los procesos internos como una forma de transformar y potenciar sus habilidades, fue la mejor decisión, más aún cuando te expresan la necesidad de seguir asistiendo a encuentros que les permita ser mejor acompañantes en la crianza de sus hijos.

Las expresiones de agradecimiento de los participantes por el acompañamiento psicológico brindado son más grandes de mi parte por haber tenido la fortuna de llegar al ICBF, pero sobre todo de haber conocido a personas como ellos, puesto que si bien ellos se van con herramientas y aprendizajes de las actividades, soy yo, como profesional y como mujer quien me llevó aprendizajes dados desde sus experiencias pues tenía claro desde el inicio que siempre sería un proceso bidireccional. 

Practicante: Martha Isabel Caicedo Certuche
Área: Psicología Clínica
Asesor: María Virginia Patiño López
Periodo: 2018 II – 2019 I



Ingenieros de herramientas para derrumbar el riesgo.


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El ingreso a la práctica profesional, casi que pasa a convertirse en sinónimo de ansiedad, significa poner a prueba tus capacidades, los conocimientos adoptados a lo largo de cuatro años versus lo que el entorno al que te enfrentas requiera de ti; un entorno donde a pesar de contar con un respaldo, como tu asesor, va a exigirte que entregues más del cien por ciento. Ser psicólogo, tiene consigo una realidad casi que equiparable a la perspectiva en la que se ubica un profesional en la medicina, pues como psicólogo tienes también la responsabilidad de una o varias vidas en tus manos. Con esa consigna recibí con ansias la tan anhelada carta de presentación en la que la dirección de tus ojos se va inmediatamente hacia el lugar en donde fuiste asignada, debo confesar que este fue lo que he denominado como “mi primer choque”, leer, Institución Educativa Comercial del Norte, género en mí una oposición entre la satisfacción de poder ejercer mi práctica desde el deseo del área solicitada, el área clínica, en contraste con realizarla en un contexto educativo, sin saber mucho el porqué de esta relación dialéctica entre estas dos realidades, asumí con mucha disciplina y disposición el papel con el que de ahora en adelante será tu presentación, psicóloga practicante.

La responsabilidad de ser la “psicóloga practicante”, en una institución que no cuenta con un profesional de planta en el área, se convierte en un reto mayor desde el inicio, si bien estas desde tu práctica, el contexto se encarga de ubicarte como profesional, así entonces desde la ley 1090, el código deontológico y bioético para la profesión y tomando como referencia el articulo diez, deberes y obligaciones del psicólogo, el Congreso de la república (2006) alude a sobreponer la ética profesional tanto en relación con la institución a la cual prestas tu servicio, desde el manejo confidencial de la información, un ejercicio efectivo y responsable en cuanto al registro de información veraz, el uso del consentimiento informado y la puesta en práctica de técnicas acordes a cada caso, dando paso al seguimiento y activación de protocolo y rutas de atención e intervención desde el ejercicio formativo en el área de psicología clínica acorde a las premisas de la normatividad vigente para el ejercicio de la profesión.

La población en la cual empieza a evidenciar la necesidad latente en la institución, se centra en los grados sextos, una población cuya realidad psicosocial y de círculos afectivos, está constantemente ubicada sobre un delgado hilo que facilita la elección al riesgo, desde aquí empezamos entonces la identificación de la ruta hacia la construcción del diagnóstico, partiendo de la observación participante y entrevistas semiestructuradas tanto a docentes como estudiantes, evidenciando que durante este proceso de transición entre primaria y bachillerato confluyen varios factores que inciden en la adopción de conductas de riesgo por parte de la población estudiantil, resaltando la vivencia de cambios significativos que influyen en sus emociones, conductas y pensamientos, esas conductas de riesgo prevalentes en la población se manifestaron en índices de agresividad, autolesión y consumo de sustancias psicoactivas nivel exploratorio como resultado de esas experiencias de vacíos a nivel emocional. De acuerdo a los hallazgos del diagnóstico nos lleva entonces a plantear como objetivo, el disminuir las conductas de riesgo que asumen los estudiantes de grado sexto incidiendo en la gestión asertiva de emociones en la transición de primaria a bachillerato de la Institución Educativa Comercial del Norte, a su vez que ubicar a los mismos adolescentes como los actores principales hacia esa ruta de cambio, reflejo de ello el proyecto recibe como título “Ingenieros de herramientas para derrumbar el riesgo”.

El diseño del proceso interventivo fue abordado desde los postulados del paradigma humanista donde cada sujeto es responsable en la activación de su propio cambio, descubrimiento y el fortalecimiento de sus herramientas, convirtiéndose en el agente potenciador para lograrlo. Partimos principalmente de una metodología vivencial donde las seis actividades se desarrollaron de forma grupal con una duración de dos horas cada una, en asistencia semanal; como guía de referencia se emplearon como base los postulados del arte terapia para facilitar así el reconocimiento y la expresión emocional, por medio de acciones manuales, artísticas, lúdicas y corporales, que se llevarán a cabo mediante el uso de pinturas, papeles, plastilina entre otras, actividades que tuvieron como población objetivo 10 estudiantes del grado 6-A y ocho estudiantes del grado 6-C, cuyas características en común fueron falencias a nivel personal, emocional y educativa, requiriendo como factor innovador abordar el componente emocional vital en la construcción del ser y que transversaliza los procesos académicos en este ciclo de vida, facilitando el autoconocimiento y la apropiación de recursos propios que favorecen el autocuidado, en un contexto predominantemente vulnerable para los adolescentes.
La participación de 16 de 18 estudiantes como promedio de asistencia en total de las actividades, permitió evidenciar en los resultados que en un 90%, la población estudiantil desde su aprendizaje otorgó mayor peso de importancia al factor emocional, a lo largo del acompañamiento, se permitieron experimentar el reconocimiento de sus emociones y las vías asertivas para su expresión. De igual manera identificaron la relación que ese proceso de  autoconocimiento con sus emociones y sus herramientas los lleva a alejándose gradualmente de esos riesgos asumidos en su proyecto de vida, por lo tanto y con base en la encuesta, se pudo evidenciar que desde ese reconocimiento y expresión de sus estados emocionales y la relación que éstas tienen hacia el riesgo, un 95% de los estudiantes perciben una disminución de esas conductas de riesgo que asumen en la transición de primaria a bachillerato.

La ejecución del proyecto, permitió concluir en esa ruta de acompañamiento que el diseño de la intervención resalto la necesidad de ubicar la exploración del componente emocional en los estudiantes del grado sexto, el cual con miras al cumplimiento efectivo de los objetivos propuestos para esta población, requirió de una postura de cercanía en la ejecución con ellos de algunas de las actividades rompiendo el esquema de superioridad entre psicóloga – estudiantes y generando mayor disposición en la realización del mismo. Así entonces se alcanzó a generar un proceso de conocimiento y de descarga emocional, mediante el acompañamiento en la disolución de aquellas barreras socio individuales que impedían soltar esos estados que los empujaron a asumir algún tipo de riesgo. A su vez por medio de las estrategias artísticas se logró encaminar a los estudiantes hacia ubicarse como agentes potenciadores de conductas asertivas tanto en dirección de sí mismos, como desde y para su entorno desde la identificación de factores protectores.

La psicología desde sus bases teóricas permite como aporte disciplinar generar un camino de acercamiento efectivo a los procesos emocionales/afectivos de los adolescentes en esta etapa vital, específicamente la psicología humanista desde ese estado de conocimiento propio facilita el trabajo con las emociones y el autoconocimiento promoviendo el sano desarrollo, desde la libertad y responsabilidad, lo cual conlleva a fortalecer los recursos propios para afrontar las experiencias de la vida en ese camino de desarrollo y de expansión. De ahí que mi experiencia de práctica, me deje como lección aprendida que las emociones son determinantes en los procesos de enseñanza aprendizaje, por lo cual, ser abordado desde la experiencia de sus protagonistas les permita encontrase desde su conciencia y tomar distancia de los riesgos asumidos que surgen como resultado de la desconexión y la represión emocional, llevando así ese proceso de conciencia a tomar en cambio fomentar la expresión potencial de habilidades y capacidades propias del ser.

Practicante: Astrid Lorena Paredes Moreno
Área: Psicología Clínica
Asesor: María Virginia Patiño López
Periodo: 2018 II – 2019 I

jueves, 1 de agosto de 2019



Desarrollando habilidades cognitivas y sociales, mediante el programa “Sembrando Juntos Buenos Comportamientos” en los niños y niñas del hogar infantil pequeñines durante los periodos 2018-II y 2019-I.

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El programa que denominé “Sembrando Juntos Buenos Comportamientos”, es una propuesta de intervención del área de psicología educativa con un enfoque cognitivo-conductual, diseñada desde el marco de la atención a la primera infancia, con el fin de disminuir las conductas disruptivas en niños y niñas que comprenden entre los 3 y 5 años de edad correspondientes a la etapa preoperacional; cabe aclarar que, la presencia de estas conductas son propias de esta etapa, sin embargo, cuando estas se presentan de manera prolongada en los pequeños, pueden llegar a desencadenar dificultades en los procesos de enseñanza-aprendizaje, es por ello que a través de la ejecución de técnicas, herramientas, actividades y juegos lúdico-pedagógicos se propende por el desarrollo de habilidades cognitivas y sociales, que de forma integral permitan reforzar en los pequeños elementos esenciales dentro del aprendizaje significativo como lo son la atención, el autocontrol y la autorregulación.

Dentro de mi propuesta plantee el “club de los buenos comportamientos” como una de las principales estrategias metodológicas, siendo este, un espacio de acompañamiento próximo, que busca acoger y reforzar positivamente a través de experiencias significativas dentro y fuera del aula de clase, el desarrollo de habilidades cognitivas y sociales en aquellos infantes que han sido remitidos a psicología por presentar conductas inadecuadas en el aula, las cuales, dificultan tanto su propio proceso de enseñanza-aprendizaje como el de sus demás compañeros; de lo anterior, suscita la idea de querer abordar no solo a un pequeño grupo de niños, sino que también se intervenga en la totalidad de su entorno, es decir, que también se trabaje con los niños y niñas de su aula de clase, puesto que al integrarlos dentro del proceso de cambio de los pequeños del club se favorece y refuerza la transformación de toda la población, con una mayor adherencia al programa y sus actividades, y así mismo, desde un acompañamiento integral se vincula a este proceso a los padres de familia y a las agentes educativas como promotores de cambio para la co-creación de experiencias significativas en los niños y niñas.

Mi propuesta está basada bajo la analogía de la germinación de una planta, ya que durante su proceso de crecimiento se tienen en cuenta diversos elementos internos y externos que influyen de manera positiva durante su desarrollo, beneficiándola no solo a ella, sino a todos aquellos que la rodean; en pocas palabras, mi práctica profesional con los niños, niñas, agentes educativas y padres de familia del Hogar Infantil Pequeñines, ha sido una experiencia significativa, en tanto que me ha brindado no solo la oportunidad de crecer a nivel personal, profesional y social, sino que también, me han dado la oportunidad de desarrollar nuevas habilidades para construir con ellos y para ellos nuevas experiencias con sentido y significado que me han hecho sentir la satisfacción del deber cumplido, reflejado con manifestaciones de afecto, apoyo, evocación de las actividades presentadas por parte de los niños y niñas y por sobre todo los cambios reflejados durante la implementación del programa.

Practicante: Karen Alejandra Narváez Maya
Área: Psicología Educativa
Asesor: Elena Cristina Salazar Guerrero
Periodo: 2018 II – 2019 I

INFLUENCIA DE LA MOTIVACIÓN Y ATENCIÓN EN ESTUDIANTES DE UN PROGRAMA DE PSICOLOGÍA DURANTE EL I Y II PERIODO DE 2021.

  IN F L U E N C I A D E L A MO T I V ACI Ó N Y A TE N C I Ó N EN E S T UD I AN T E S D E U N P R OG RA M A D E P SIC O L OG Í A D...